Bueno, parece que ha llegado el momento, la hora de valorar!!!
Echando un ojo a los blogs de septiembre la mayoría tratan sobre temas periodísticos y como no, siempre hay alguna referencia a nuestro paso x la facultad de ciencias de la infomración. En este sentido, doy el broche de oro al blog de Borja Novoa. Muy entretenido y ameno.
Si la libertad de expresion es un derecho básico, la censujra no debería estar permitida. Es propoio de dictaduras y totalitarismo censurar la expresión de ideas y opiniones, aplastan esas libertades. Nosotros, ni estamos inmersos en una dictadura ni un totalitarismo. Podemos hablar de una sociedad avanzada, civilizada y democrática, nada explica la censura, una censura más sutil, avalada por el orden economico. ¿Existe las opiniones o las ideas libres en los MDC? Rotundamente NO. Todo responde a las demandas de un mercado que solo perimte que haga público lo que vende y ofrece beneficios. Antes la censura tenía que ver con ideología, ahora con audiencia. Uno no puede escribir sobre lo que quiere sino sobre lo qu le piden o le dejan escribir. En definitiva lo que cuenta es la rentabilidad economica de los medios, cvomo empresas que son.
Francisco Ros advierte que “en el mundo de internet hay que mirar de una forma distinta la defensa de la intimidad”
El secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, Francisco Ros, ha advertido hoy en Santander que “en el mundo de internet hay que mirar de una forma distinta la defensa de la intimidad”.
Ros, que intervino en una rueda de prensa en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde dirige el Encuentro ‘Justicia y sociedad de la información’, explicó que internet “se mueve sobre unos parámetros distintos” que provocan “cambios en la manera de concebir la intimidad”.
En este sentido, Ros matizó que “no debemos olvidar el fenómeno de las redes sociales” al que, indicó “pertenece el sesenta por ciento de los internautas”. “Esta compartición de datos de uno mismo con los miembros de la red” se debe tener en cuenta “a la hora de hacer reflexiones y juicios al respecto”.
No obstante, el secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información reconoció que “hay intimidades que los ciudadanos no quieren ver vulneradas” que, en definitiva, “son las que hay que defender”. “La preocupación es cómo distinguimos un tipo de información del otro”, así como “la forma de actuar en ambos contextos”.
El diario El Nuevo Herald no publicó su columna semanal al considerar que tenía “contenido inconveniente” y el canal Mega TV levantó, en plena transmisión, su programa El francotirador cuando el periodista y escritor se quejó por su sueldo.
El peruano Jaime Bayly tiene una semana difícil. Primero fue censurado por la dirección del diario El Nuevo Herald de Miami, que decidió no publicar su habitual columna de los domingos por “contenido inconveniente”. Después, no pudo terminar la emisión del lunes de su programa El francotirador, que se emite por el canal Mega TV de la misma ciudad, porque denunció en cámara que no le aumentaban el sueldo.
Esa noche, mientras el programa se difundía en vivo en todos los Estados Unidos, Bayly la emprendió contra el excesivo frío que tiraba el aire acondicionado, y después contra la decisión de la cadena de congelar su salario. Según dijo, en un párrafo de su contrato estaba estipulado que en agosto debía recibir un aumento de sueldo, cosa que no se produjo.
El periodista decidió entonces desahogarse ante la audiencia, sin obviar detalles como que –según su propio relato– la cadena había anunciado recortes para todos los contratos sin atender a que “el único contrato que no debería haberse tocado es el mío, porque mi programa le dio a esta emisora cierto prestigio que no tenía”.
http://criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=11571
Recuerdo aún, el primer día de facultad. Todos llegamos ilusionados y conforme pasaron los días, nuestras esperanzas se truncaron, nos topamos con la cruda realidad. Antes, ni después, de tomar la decisión final de estudiar esta carrera, no tuvimos a nadie que nos explicase: “estudien periodismo si quieren, sacrifíquense, gasten el dinero de sus familias; pero sepan que cuando terminen la carrera, probablemente no podrán ejercer porque otros, que no son periodistas, ocuparán su puesto de trabajo”.
Aquí es cuando aparece la figura del intruso que a falta de titulación específica, han irrumpido en la profesión mediante fórmulas tan vomitivas como el enchufismo (las excepciones confirman la regla), entre otras. Lo que, de entrada, supone una terrible humillación para quienes hemos empleado tiempo y dinero para licenciarnos en periodismo.
Hoy día, parece ser que periodista es todo aquel que ejerce el periodismo, con independencia de cuál sea su titulación u oficio. ¡Tremendo, escalofriante y desolador! ¿Alguien imagina a un periodista ganándose la vida como veterinario, aparejador, juez, médico…? Por mucho que se empeñe, por mucho que le gusten los animales, por muy artista que sea con el “rötring”, por mucho que ame la justicia, por más conocimientos que tenga de medicina… Un periodista nunca jamás podrá desempeñar esas otras profesiones. Salvo que estudie y se titule, claro está. No lo permite la legislación ni lo consiente la sociedad.
Durante esta semana se está celebrando en Santander el III Foro de Tendencias Televisivas FIA_UIMP, organizado dentor de los cursos de verano de la Universidad Internacional MEnéndez Pelayo. Aprovechando mi estancia en Santander y como becaria aprovecho para dejar constancia de las declaraciones del representante de la Comisión de Cultura y Educación del Parlamento Europeo, Ignasi Guardans, quien ha recordado hoy al Gobierno y al Parlamento español que “tienen la obligación” de aprobar la Ley Audiovisual, que desarrolle la directiva europea de televisión sin fronteras, para que “saque a España de la lista de países sin una autoridad audiovisual independiente”.
En este sentido, Guardans lamentó que España tenga el “vergonzoso título” de ser el único país de la Unión Europea, junto con Luxemburgo, que no tiene una autoridad audiovisual independiente. Por ello, insistió en que “estamos en la cuenta atrás en la aplicación de la directiva europea y sería bueno que el Parlamento español asumiera su responsabilidad”.
Además abogó por defender el servicio público de televisión ofreciendo “contenidos de calidad” y con una extensión del modelo a las nuevas tecnologías y plataformas audiovisuales.
“El servicio público audiovisual o actúa y justifica su realidad o realmente se impondrán las leyes del mercado y desaparecerá esta posibilidad que ha existido hasta ahora”, reconoció Guardans, quien hizo hincapié en que ya en el Tratado de Amsterdam tuvo que recogerse específicamente la “protección” del modelo público de televisión porque algunos Estados entendían que, de lo contrario, “quedaba en cuestión”.
No obstante, insistió en que Francia, uno de los países que defendió esta idea, “hoy está girando en otra dirección”. Por ello, en el caso español, recomendó a RVTE y a las televisiones públicas autonómicas, “que defienden una lengua propia”, que sean “proactivas” y se adapten a “la nueva realidad” porque el marco legal que ampara este servicio público “puede cambiar y hacer imposible la prestación del mismo”.
Las palabras, al igual que las personas, ocultan múltiples intenciones. Vistas en un diccionario, parecen todas iguales, ninguna va más cargada que otra pero, sin embargo, bien sabemos que podemos hablar ingenuamente, pero nunca con inocencia. En la escritura somos reductores, en la práctica social y política, el discurso no es inocente, el lenguaje no es inofensivo como tampoco el saber. Una misma palabra, al margen de las naturales polisemias, encierra tensiones léxicas muy diferentes que cada persona se encarga de resaltar. Pues bien, las palabras y el lenguaje no designan más que relaciones entre las cosas y los seres humanos, expresadas metafóricamente.
El lenguaje político, especialmente en campaña electoral, es un lenguaje, de confrontación, apelativo, emotivo más que racional, cuya función es la persuasión y captación votantes para el partido al que representa el político en cuestión. Éste actúa de acuerdo y en función del electorado, se fija en sus intereses e intenta articular su discurso en consecuencia. Y esta locución, dado que tiene que ser claro e impactante, es hilado mediante estereotipos: estereotipos positivos destinados a ensalzar la postura política del orador y estereotipos negativos que tienen la función exclusiva de destruir al oponente, y que, paradójicamente, son los más habituales. El discurso no sirve para más que comunicar al electorado las ideas generales del partido mediante la repetición de frases o eslóganes accesibles, de fácil manejo. Lo más lamentable es la tendencia irreprimible entre los políticos españoles de ofenderse unos a otros.
En resumidas cuentas, un lenguaje esotérico, misterioso, farragoso, eufémico y plagado de perífrasis y tintes encubridores en los que los políticos se refugian. Es sin más una manera de complicar los términos, una jerga que al final no sirve para nada, no más que para seducir, engañar.
Teniendo en cuenta que el lugar usual de expresión del político son los medios de comunicación, mucho más que el parlamento, donde, por otra parte, el político se expresa siempre pensando en los medios. El lenguaje político se traslada con suma facilidad a la prensa, las palabras se repiten sin que nadie se pregunte de verdad sobre lo que quieren decir, siendo más factible la seducción de la muchedumbre. Es por ello, que la competencia entre las diversas opciones políticas se hace aún más acentuada desde el momento en que los medios de comunicación disponen de un espacio limitado para trasladar dichas opciones a los ciudadanos. Inevitablemente, el político buscará diversas estrategias en el uso del lenguaje, planeará la noticia atractiva, la frase llamativa o la declaración polémica para atraer la atención de los medios, trasladando el discurso político a un segundo plano.
Aunque el proceso de selección de la información es lo fundamental para justificar qué es lo que llega a los ciudadanos del discurso político, no podemos ignorar el partidismo que muestran los medios de comunicación en relación con la política, muy en particular en España.
¿Por qué los periódicos se contagian del uso lingüístico político? El periodista tiene la obligación de ser claro, sin embargo, la estructura de muchos periódicos es demasiado política y los periodistas conviven con los políticos tanto como para que el contagio resulte inevitable. Y en épocas claves, en las elecciones, por ejemplo, los efectos se hacen notar de modo muy especial.
El lenguaje debería de verse como un simple instrumento para ver la realidad tal y como es. Sin embargo, tanto en la política como en los medios, hablamos de un lenguaje siempre eufémico, bien porque la primera preocupación del político es esconder o maquillar la realidad, o bien, porque en la confrontación política no hay lugar para la verdad. Así, como sabemos, todo discurso político queda en meras y simples palabras que pierden su valor.
Asimilamos pues nuestro trabajo como una labor sobre el artificio y sobre el acuerdo de las relaciones entre las cosas y los seres humanos, que a veces formulan, lejos de la autenticidad, el simulacro. En definitiva, tanto profesionales de la información como de la política, transformamos la realidad, mediante el lenguaje, de manera tal que podamos sacar provecho de ella lo que supondrá que el conocimiento es prácticamente un asalto al poder de la realidad.
Empezaré diciendo que mañana he quedado a las 9 de la mañana con la señorita Trini para ir a estudiar a la biblioteca de Santander.
Pues bien, son las 2.47 horas de la madrugada de un día cualquiera de semana, y yo, para variar, no puedo dormir.
Cada vez que cierro los ojos me surgen dudas existenciales, la más «porculera» es presentarme o no al examen de Historia del Periodismo Español con nuestro querido amigo Agustín Martinez de las Heras, os suena ¿verdad?. Es el lunes 22 y el temario asciende a cientos y cientos de folios (y no exagero) de los cuales solo me he leido (que no estudiado) unos 50…
¿Y quién dijo que la vida de estudiante era fácil?
¿Qué es la verdad? Corren tiempos extraños, en los que personajes ficticios nos embarcan en “guerras” ficticias por motivos ficticios, aunque con consecuencias desgraciadamente reales. Nunca la verdad había estado tan devaluada.
La mayoría de los códigos deontológicos consideran el respeto a la verdad como el primer principio ético que ha de inspirar el comportamiento de todo profesional de la información. Sin embargo, la práctica cotidiana del periodismo se aleja en demasiadas ocasiones de este criterio moral.
Desgraciadamente, la realidad cotidiana del periodismo es otra: la precipitación, la superficialidad, la ideologización, los silencios y las ansias de ascender y obtener el máximo beneficio posible son más comunes de lo deseable; sobre todo en temas de carácter ético, religioso o científico, que exigen, quizá, mayor rigor. Suele ocurrir que se opta por omitir datos esenciales, manipular y en definitiva, engañar antes que transmitir con el máximo rigor la complejidad de la multiplicidad de los hechos.
Entonces cabe preguntarse ¿Existe la verdad? ¿Qué es la verdad de un hecho? ¿Cómo sabemos si estamos contando la verdad? Todos tenemos prejuicios, presupuestos, intereses, de los cuales ni siquiera somos conscientes en muchas ocasiones. Por eso mismo, la verdad periodística consiste en un procedimiento, en un modo de trabajar, según el cual —como señalan la mayoría de los códigos éticos— el profesional tiene el deber de contrastar las fuentes, de dar la oportunidad a las personas afectadas por una información a que ofrezcan su propia versión de los hechos, corregir públicamente los errores que se hayan advertido en la difusión de una información, facilitar la oportunidad de réplica de los implicados o lectores… Cumpliendo estos —y otros— procedimientos, podríamos afirmar que nos estamos acercando a la verdad informativa.
Como bien dice Gabriel García Márquez: “Quien cede a la tentación y miente, aunque sea sobre el color de los ojos, pierde.”
El retoque fotográfico ya no es sólo cosa de tiranos acomplejados, bromistas cibernéticos o reivindicativos activistas. Internet ha propiciado su ‘boom’ e incluso ha llegado a colarse en la prensa seria.
Como podéis comprobar el diario británico Telegraph ha recogido 20 fotografías falsas más sorprendentes, interesantes y polémicas aparecidas, en su mayoría, en los últimos cinco años y noostros ñadimos unas cuantas más, alguna muy famosa y aplaudida.
George W. Bush sostiene en sus manos un libro mientras lee junto a una escolar durante una visita a un colegio. El libro está del revés, girado, dado la vuelta. Las fotos de prensa pudieron demostrar más tarde que todo era un montaje, obra de algún erudito en la edición fotográfica.
Durante la guerra entre Israel y Líbano en el verano de 2006, intentó exagerar los ataques hebreos haciendo crecer, a golpe de ratón, las nubes de humo que cubrían Beirut.
Aquí os dejo el enlace a la información completa: http://blogs.periodistadigital.com/24por7.php/2008/09/07/photoshop-montaje-prensa-fotografo-tramp-9876
Una Mirada desde la UIMP 